jueves, 27 de junio de 2013

A 40 años del golpe de estado fascista en Uruguay

27 de junio de 1973: la historia detrás del Golpe de Estado

La noche más oscura que se inició en junio de 1973, difícilmente sería explicable sin atender los antecedentes que la gestaron y que si bien presentan sus puntos más álgidos a partir de 1971, para muchos tienen su punto inicial en un año concreto: 1953.

27 de junio se consuma el Golpe de Estado

 

Al finalizar la Guerra de Corea, la balanza comercial da por última vez resultados favorables, para comenzar a hundirse, por préstamos desfavorables, competencia de otros productores de carne, lana y cuero, y falta de inversiones estructurales, en una debacle que solo tendrá fin con el advenimiento de la izquierda al poder medio siglo más tarde.
Durante la década de los 60` el Estado benefactor, dejó de serlo, y la sociedad se enfrentó a la creciente inseguridad económica y radicalización de los partidos tradicionales: los blancos gobernarán entre 1963 y 1967, pero el derrumbe continuó y los trabajadores deben consolidar su oposición: en 1964 se unifica el movimiento sindical y nace la Convención Nacional de Trabajadores (CNT).
Los colorados volverán a la presidencia en 1966 de la mano de Oscar Gestido, y la “reforma naranja” dará nuevamente poder al presidente. Pero la especulación hizo quebrar bancos arrastrando a sus ahorristas, la inflación se desató, el movimiento político armado, liderado por Sendic, cobra cada vez más razón de ser. Muerto Gestido, asume Pacheco Areco quien comienza el proceso de la “noche negra”: las Medidas Prontas de Seguridad son implantadas, se vulneran los derechos humanos, se limita la libertad de prensa, el Poder Ejecutivo desconoce al Poder Legislativo y al Poder Judicial, se militariza a los funcionarios en huelga: el gobierno por decreto sería la antesala de los hechos de 1970, el comienzo de los “años del plomo”.

1970: los más gruesos nubarrones anuncian el temporal

La sucesión de hechos del año previo a las últimas elecciones nacionales antes de la dictadura, se caracteriza por acciones de enfrentamiento armado desconocidas en los tiempos modernos del país, que conllevarán a la radicalización de las opiniones, pero no impedirán que los partidos tradicionales sigan siendo la elección mayoritaria de la gente.
El 12 de febrero hay un cambio radical en la visión laica de la educación nacional: se sustituyen el Consejo Nacional de Enseñanza Secundaria y el Consejo Directivo de la Universidad del Trabajo, por Consejos Interventores. Ello determinará que en marzo las clases comiencen en medio de incidentes que serán la tónica del año entero y del porvenir.
Tres acciones consecutivas del MLN-Tupamaros, ganan la tapa de la prensa: el 8 de marzo se fugan las tupamaras presas en la cárcel de mujeres; el 5 de abril, roban libras de oro de la casa de la familia Mailhos y el 16 del mismo mes es ejecutado el inspector Héctor Morán Charquero, hombre clave en la lucha contra la subversión, uno de los primeros torturadores denunciados por sus prácticas.
El 8 de junio una Comisión Especial del Senado prueba la existencia de torturas en los procedimientos policiales.
La última semana de julio y la primera de agosto la ciudadanía vuelve a conmoverse: son secuestrados el asesor norteamericano Dan Mitrione, el cónsul brasileño Aloysio Días Gomide y el agrónomo estadounidense Claude Fly.
El cadáver de Mitrione –reconocido como el agente enviado por Estados Unidos para enseñar sistemas de interrogatorio y tortura a los uniformados uruguayos- aparece el 10 agosto. Los otros dos serán liberados. Pero la seguidilla tiene efectos inmediatos: el 11 de agosto, el Parlamento vota la suspensión de las garantías individuales. Una semana más tarde todos los cursos de Secundaria serán clausurados hasta el año siguiente.
Para fin de año se levantan las restricciones que pesaban sobre varias organizaciones políticas: el aire eleccionario de 1971, pese a todo, llamaba a las urnas.

1971: El año electoral será una convulsión de comienzo a fin

Apenas pasaban las fiestas de comienzo de año cuando el 8 de enero los tupamaros secuestran al embajador de Inglaterra, Geoffrey Jackson, que permanecerá en sus manos hasta el 8 de setiembre: el mundo entero se asoma a ver que ocurre en Uruguay. Como consecuencia inmediata el Parlamento suspende las garantías individuales por 40 días. Montevideo primero y toda la población después, es revisada palmo a palmo y los actos violatorios de los derechos humanos contra la población en general se convierten en norma.
El 5 de febrero un hito abre el cambio: Nace el Frente Amplio, basado en el Llamamiento de octubre de 1970 donde se había convocado “a todas las fuerzas políticas del país que se opongan a la conducta antipopular y antinacional del actual gobierno, con vistas a establecer un programa destinado a superar la crisis estructural que el país padece, restituirle su destino de Nación independiente y reintegrar al pueblo la plenitud del ejercicio de las libertades individuales y sindicales.”
El 16 de marzo se aprueba el Reglamento de la Organización: la coalición “es autónoma, distinta y diferenciada de las fuerzas que la integran”.
Sin embargo marzo vuelve a convulsionarse por otra acción tupamara: por segunda vez es secuestrado el presidente de UTE, Ulises Pereira Reverbel.
En abril Wilson Ferreira Aldunate interpela a tres ministros sucesivamente por corrupción e incompetencia: todos deben renunciar. El presidente Pacheco ofrece un acuerdo a los blancos para frenar las interpelaciones. Wilson se niega (“Yo el patriotismo lo doy gratis”) y tras eso funda el Movimiento Por la Patria, que signará el destino del Partido Nacional.
Los tupamaros no cesan: el 14 de mayo secuestran al ex ministro de Ganadería Carlos Frick Davies.
Julio anticipa la fuerza del Parlamento en un momento histórico: el 14, la AsambleaGeneral, levanta las “medidas prontas de seguridad”, pero al día siguiente, el Poder Ejecutivo las reimplanta.
Se desata la huelga del Frigorífico Modelo, que conmociona a todos porque en medio del conflicto será secuestrado el presidente de la empresa Fernández Lladó, que será liberado luego de llegar a un acuerdo por el paro, en octubre.
Otra gigantesca empresa de la época –FUNSA- entra en conflicto. El 15 de julio el MLN secuestra al empresario argentino Jorge Berembau, radicado en nuestro medio: lo liberan tras un rescate de U$S 300.000.
Julio 24: Asesinan al estudiante de la Construcción, Heber Nieto: documentos de la historiadora Clara Aldrighi revelarán años después que la bala era de un Winchester modelo 70 calibre 225, un arma pedida por Mitrione y entregada a la policía uruguaya. Pero el mes no había terminado: el 30 se fugan masivamente detenidas del MLN de la cárcel de mujeres y el 31 aparece el cadáver de Manuel Ramos Filippini, primera víctima mortal del “Comando Caza Tupamaros”, uno de los nombres con que funcionaría el Escuadrón dela Muerte: Ramos había sido acusado de pertenecer al MLN, pero la justicia lo había liberado por falta de pruebas; aún hoy se afirma que fue una “víctima equivocada”.
Agosto se inaugura con el asalto al Liceo Bauzá por grupos de derecha liderados por la Juventud Uruguaya de Pie: es su acción más importante y contará con apoyo de la policía, los militares, y armas recibidas de Brasil a través de Miguel Sofía, aún hoy prófugo de la justicia.
El primer día de setiembre, baleado por la espalda durante una represión policial en las puertas de la Facultad de Química, muere el estudiante Julio Spósito de 19 años. El decano Pablo Carlevaro lo llevó al Hospital de Clínicas en su propia camioneta pero llegó sin vida: lo velaron en San Juan Bautista y en el IAVA, una multitud como no se veía desde la muerte de Liber Arce, lo acompañó hasta el cementerio del Buceo.
Pero la conmoción será superada apenas cinco días después por “El Abuso”: 111 detenidos en el Penal de Punta Carretas, la mayoría del MLN, se fugan. 105 militantes y seis presos comunes, logran el mayor escape en número de una cárcel que se recuerda en el mundo. El taxista jubilado Jesús Torretas, sentado en la vereda de su casa tomando mate, llamó a la Jefatura de Policía en la mañana del 6 de septiembre. “Soy el dueño de la casa que está frente al Penal de Punta Carretas… Se acaban de fugar los presos”, les dijo. “Espere un momento que llamamos a la cárcel”, le respondieron. Minutos después le agregaban: “Dicen en la cárcel que está todo normal”. “Señor hicieron un túnel que desemboca en mi casa!”, casi les gritó. -“Disculpe pero no moleste más, imbécil”, y le colgaron. Cuando las sirenas empezaron a sonar poco después, Torretas fue sacado casi a patadas de su casa por una patrulla de militares aunque gritaba: “Yo fui el que les avisó”.
Los mandos militares tomaron acto seguido el control de la “lucha antisubversiva”: el 9 de septiembre se crean las “Fuerzas Conjuntas”, con la misión encriptada de “restablecer el orden interno y brindar seguridad para el desarrollo”.
El convulsivo año tendrá aún un final menos feliz: en unas elecciones aún hoy cuestionadas como fraguadas, el Partido Colorado obtiene 575.890 votos; el Partido Nacional 565.556 votos y el Frente Amplio, 262.390. Es derrotada la enmienda constitucional para reelegir a Pacheco Areco, pero asume Juan María Bordaberry que no promete nada mejor. Los blancos afirman que hubo más votos que votantes en 211 de los 2.744 circuitos de Montevideo y que un centenar de urnas llegó al Cilindro Municipal, centro del recuento, con 70 días de retraso, abiertas y sin candado. En Paso Carrasco y Juanicó votó el 100% de los habilitados, en Las Piedras el 95% -cuando el voto no era obligatorio- y en Manga hubo más votos que votantes. El Partido Nacional impugnó la elección, pero el ministro de la Corte Electoral, el blanco Sigifredo Goñi, fue el voto determinante para que la impugnación fuera denegada. Cuando Bordaberry asumió, Goñi fue nombrado embajador en Japón.
Documentos desclasificados en 2009, por el Departamento de Estado de EE.UU. confirman que el presidente brasileño Garrastazu Médici había sido conminado a influenciar de algún modo en las elecciones uruguayas para prevenir una victoria del FA.

1972: La tragedia se desencadena de su peor forma

El debate por el resultado electoral estaba en medio de su máxima expresión, pese al verano uruguayo, cuando en febrero, el MLN secuestra al fotógrafo de la policía Nelson Bardesio. En 2008 Bardesio será detenido en Buenos Aires, y procesado por la desaparición y muerte de varios militantes de izquierda.
El 28 de febrero el Escuadrón de la Muerte responde al secuestro de Bardesio, y asesina al poeta y estudiante Íbero Gutiérrez, de 22 años. La Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas en su comunicado Nº 43, informa “En el día de la fecha, siendo aproximadamente las 12.00 horas, como consecuencia de un aviso anónimo, integrantes de las Fuerzas Conjuntas hallaron debajo de un árbol, ubicado a unos quince metros de la intersección de Camino de las Tropas y Camino Melilla, el cuerpo sin vida de una persona del sexo masculino presentando varias heridas de bala”. Tenía 13 balazos, todos de calibre 38, el único que usaba la policía por aquellos días. En el cuello le colgaron un cartel: “Vos también pediste perdón. Bala por bala. Muerte por muerte. Comando Caza Tupamaros”.
Mario Benedetti, que compartía con Íbero militancia en el Movimiento 26 de Marzo lo retrata como poeta y como hombre: “Tenía esa bondad, esa preocupación por el prójimo, esa esperanza incólume, que están patentes en sus poemas, son una conmovedora muestra de la riqueza interior de un revolucionario. Nosotros mismos a veces perdemos de vista ese nivel humano, que no por humano deja de ser político sino que es más político que nunca”.
El 1º de marzo asume Juan María Bordaberry, como 34º Presidente constitucional: Jorge Sapelli, será el vicepresidente, que debe presidir la Asamblea General que el 10 de marzo levanta las “medidas prontas de seguridad”. Entre las primeras medidas del nuevo gobierno se decreta una devaluación del 100%: aumentan 90% las tarifas de UTE, hay veda de carne vacuna, los sueldos suben un 20% y el costo de vida al menos un 40%.
Para comienzos de abril se habían denunciado 60 atentados en Montevideo, contra locales del FA, centros de enseñanza, librerías, casas de militantes: no se detiene ni a un sospechoso.
El 12 de abril un nuevo túnel, permite a 15 tupamaros y seis presos comunes, fugar de Punta Carretas: la operación “El gallo” reeditaba “El abuso”.
El 13 de abril se realiza el primer paro general de la CNT contra la nueva administración de gobierno.
El 14 de abril es recordado como “el peor día de la guerra sucia”: en ocho horas mueren 12 personas, ocho guerrilleros y cuatro del bando contrario; hay siete heridos y seis detenidos.
Al día siguiente la Asamblea General, con la oposición del Frente Amplio, vota la suspensión de las garantías individuales y el Estado de Guerra Interno.
El Ejército mata dos días después a siete militantes del Partido Comunista en la “Seccional 20” de ese partido, lo que es seguido por un nuevo paro general.
El 23 de abril el gobierno limita el derecho de reunión y prohibe toda crítica a las decisiones “antisubversivas” del Poder Ejecutivo. Al día siguiente el MLN secuestra por unas horas el presidente dela Cámara de Diputados, Héctor Gutiérrez Ruiz.
Un día después el OPR33 secuestra al industrial Sergio Molaguero: lo liberarán en julio.
El 18 de mayo, los tupamaros matan a cuatro custodias frente a la casa del Comandante en Jefe del Ejército, en un operativo comandado por Adolfo Wassen Alaniz. Los soldados estaban dentro de un jeep semidormidos, pues llovía intensamente y hacía mucho frío.
El 25 de mayo muere en un cuartel de Treinta y Tres, Luis C. Batalla, a consecuencias de torturas.
El 26 de mayo las Fuerzas Conjuntas descubren la “Cárcel del Pueblo” y liberan a Pereyra Reverbel y Frick Davies, secuestrados en 1971.
El gobierno reestructura el gabinete y pasa a contar con el apoyo de los blancos para avanzar en “el camino democrático”.
Junio 22: aparece el cuerpo de Pascasio Báez, peón asesinado por el MLN-T, en una de sus más controvertidas acciones.
En julio se aprueba la Ley de Seguridad del Estado -sin los votos del Frente Amplio- y cesa el Estado de Guerra Interno.
Dos detenciones diametralmente opuestas conmueven los siguientes meses: el 1º de septiembre a Raúl Sendic: era el último jefe guerrillero que seguía libre y quedará prisionero hasta 1985, al fin de la dictadura. En La segunda caída de Sendic, Emilio Morales recuerda: “En la madrugada del 1º de setiembre, una patrulla de las Fuerzas Conjuntas uruguayas cercó, en una vivienda de la parte vieja de la ciudad, a tres Tupamaros. Los tres se negaron a rendirse y se entabló un tiroteo. Superiores en número y en capacidad de fuego, los efectivos militares lograron reducir a los tres revolucionarios. Uno de ellos tenía una fea herida; un balazo de calibre 45 le atravesaba las dos mejillas. El herido se llama Raúl Sendic, oriental, de 47 años, y suele usar dos nombres de guerra: Rufo o El Bebe”.
La otra detención, el 28 de octubre, es la de Jorge Batlle por declaraciones contrarias a los militares: renuncian los ministros colorados Forteza, Sanguinetti y Pintos Risso.
El 14 de diciembre hay un nuevo paro general decretado por la CNT.

1973: El comienzo definitivo de la noche amarga

Bordaberry estrena su dictadura

El 8 de febrero, Bordaberry sustituye al ministro de Defensa Nacional, Armando Malet, por el general retirado Antonio Francese, pero el nuevo ministro solo cuenta con el respaldo de la Armada. Alas 8 de la noche, los comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea exigen a Bordaberry remover a Francese, pero dos horas después el Presidente lo confirma en el cargo y convoca a la ciudadanía a la Plaza Independencia.

El 9 de febrero de 1973 la Armanda bloquea la Ciudad Vieja y sus buques apuntan los cañones hacia la ciudad: el Ejército saca los tanques a la calle y ocupa varias radios. Se emite el Comunicado No 4, firmado por el Ejército y la Fuerza Aérea, donde se plantea “alcanzar o impulsar la obtención de objetivos socio-económicos, como incentivar las exportaciones, reorganizar el servicio exterior, eliminar la deuda externa opresiva, erradicar el desempleo, atacar los ilícitos económicos y la corrupción, organizar la administración pública y el sistema impositivo y redistribuir la tierra”, entre otras metas.
El sábado 10 de febrero emiten el comunicado Nº 7, donde reivindican postura y afirman que  “no se adhieren ni ajustan sus esquemas mentales a ninguna filosofía política partidaria determinada, sino que pretenden adecuar su pensamiento y orientar sus acciones según la concepción propia y original de un Uruguay ideal (…) Este concepto se complementa con la aspiración de crear y consolidar en la totalidad de los uruguayos la mística de la orientalidad, que consiste en la recuperación de los grandes valores morales de aquellos que forjaron nuestra nacionalidad”.
Horas después oficiales de la Armada, desconocen el mando del vicealmirante Juan José Zorrila, con lo que éste renuncia.
El lunes 12 de febrero, Bordaberry  acepta en el Pacto de Boiso Lanza (en dicha base aérea) compartir el gobierno con los militares a cambio de permanecer en la presidencia. Nace el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), donde militares y Poder Ejecutivo actúan de común acuerdo en prácticamente todas las materias del quehacer nacional.
En abril de 1973 la Justicia militar pidió al Parlamento el desafuero del senador frenteamplista Enrique Erro por su presunta vinculación con el MLN. El Senado lo negó.
El 27 de junio con el argumento que “la acción delictiva de la conspiración contra la Patria, coaligada con la complacencia de grupos políticos sin sentido nacional, se halla inserta en las propias instituciones, para así presentarse encubierta como una actividad formalmente legal”, Bordaberry disuelve las cámaras. En su discurso por cadena de radio y televisión argumentó:
“Afirmo hoy, una vez más y en circunstancias trascendentes para la vida del país, nuestra profunda vocación democrática y nuestra adhesión sin reticencias al sistema de organización política y social que rige la convivencia de los uruguayos. Y va con ellos entonces el rechazo a toda ideología de origen marxista que intente aprovechar de la generosidad de nuestra democracia, para presentarse como doctrina salvadora y terminar como instrumento de opresión totalitaria. Este paso que hemos tenido que dar no conduce y no va a limitar las libertades ni los derechos de la persona humana. Para ello y para su vigilancia estamos nosotros mismos; para eso además hemos cometido esas funciones al Consejo de Estado y más allá, aún por encima de todo ello, está el pueblo uruguayo que nunca dejó de avasallar sus libertades”.

Tomado de : http://www.lr21.com.uy/

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